La fijación de los médanos

Valeria del mar

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A diferencia de los balnearios más al norte, desde San Clemente del Tuyú hasta Mar de Ajó, que tienen terrenos planos y con arena firme, los terrenos de la zona de Pinamar están formados por dunas (médanos, en la zona) vivas, de arena floja, que se mueven con el viento. Con vientos fuertes, cubren todo lo que se encuentre en su camino. Fueron esos movimientos lo que taparon las construcciones originales de Ostende.

Por lo tanto, para poder utilizar el área era necesario fijar primero los médanos.

A raíz de las experiencias de Héctor Manuel Guerrero en Cariló y de Carlos Gesell en la Villa que lleva su nombre, se llegó a un método de fijación de médanos que se usó en todos los balnearios de la zona y que fue el recomendado por el Sr. Sánchez Aizcorbe para Valeria.

El método consiste en plantar primero esparto, un pasto de la zona que se encuentra en grandes cantidades en la parte baja de los médanos, donde hay humedad y a veces se forman lagunas.

Es una gramínea (Stipa tenacissima) alta y seca, con hojas de unos 60 cm. de alto, que salen de las raíces y se arrollan sobre sí formando tubos, parecidos a los de los juncos. La planta no es decorativa, pero es muy resistente y cuando prende fija bien la arena.

Estas plantaciones se protegen del viento con lo que llaman enquinchados, áreas de 10 m2 rodeadas de paredes bajas hechas con el mismo esparto y en una etapa más avanzada con ramas traídas desde la tierra firme. El enquinchado evita que los movimientos de la arena tapen a las plantas.

Luego se planta entre esos pastos otra variedad de esparto, conocida como esparto de los campos. también abundante en la región, para conseguir una vegetación tupida.

Cuando se consiguió una plantación exitosa, se agregan entre ésos otras plantas que crecen en suelos pobres y arenosos, como la garra de león o uña de gato (Carpobrotus edulis), una planta de la familia de las Aizoáceas con hojas triangulares muy carnosas, importada al efecto de Sudáfrica.

También se usa la acacia trinervis (Acacia longifolia (Andrews) Willd), también conocida como mimosa dorada. Esta planta fue importada de Australia por Carlos Gesell, por su gran resistencia a los vientos, porque crece bien en la arena, y porque toma nitrógeno del aire y lo vuelca al suelo, enriqueciéndolo.

Otro arbusto que fue importado, éste del Mediterráneo, para la fijación es el tamarisco (Tamarix gallica). Tiene gran resistencia a los vientos salinos y sus largas raíces, que se entierran para buscar agua en la profundidad, ayudan a estabilizar los médanos. También colabora en el enriquecimiento del suelo.

Cuando con estas plantas se consigue formar algo de humus, en esa superficie protegida y enriquecida se plantan, con riego y cuidado constantes, los pinos, eucaliptos, cipreses, abetos, álamos, araucarias, sauces, aromos, abedules y otros que conformarán la flora de la zona.

Desde luego, para que las plantas prendan se tienen que plantar con un cierto desarrollo. Antes de plantarlas, se las cría en un vivero, normalmente instalado en tierra firme cerca del área, hasta que alcanzan el tamaño adecuado. El de Valeria estaba en Somellera y Espora y ocupaba varias manzanas.

Es así que con mucho trabajo y luego de muchos años, esos desiertos de arena se convirtieron en los bosques y jardines de los balnearios del área.